El juez federal de Reconquista, Aldo Alurralde, viene investigando hace semanas la nueva estrategia narco para llegar con los estupefacientes a los centros de distribución en época de pandemia: por encomienda a través del Correo Argentino.
“El Correo es un colador”, afirmó una fuente judicial al tanto del mecanismo adoptado por las bandas que con las dificultades para trasladarse de provincia a provincia por las restricciones sanitarias, envían la mercadería por encomienda de a 30 kilos.
Es que la laxitud en los controles en la empresa que administra la familia Macri es absoluta, viene insistiendo el juez federal quien explicó que no hay monitoreo de la carga y al momento del retiro de paquetes, las sucursales no solicitan el DNI, ni se comprueba que la identidad del destinatario coincida con la persona que retira y que con la simple presentación del número de guía, alcanza para hacerse del envío.
“Estamos ante un problema grave de desidia o, lo que sería mucho más serio, ante la participación delictiva en algún tramo de la operación postal”, sostuvo la fuente judicial.
Si bien, ya hubo detecciones de encomiendas con drogas desde la zona del Litoral a distintos destinos del país, el jueves pasado, el operativo dispuesto por el magistrado Alurralde derivó en un escándalo de magnitudes en el ámbito judicial.
La droga incautada en la localidad de Reconquista había sido despachada a la sucursal de Retiro del Correo Argentino, a metros del Tribunal Federal que, justamente, tiene competencia en materia de narcotráfico.
Rápidamente, Alurralde ordenó el cambio del cannabis por señuelos del mismo peso para que los paquetes continúen a destino para la entrega controlada. Ya en la sucursal de Comodoro Py, la policía detuvo a José Daniel Domínguez y a Wilfredo Miguel Bareiro quienes fueron a buscar las encomiendas que estaban a nombre de otras personas pero igual pudieron retirarlas.
