Manifestaciones en las calles, bloqueos de carreteras y represión policial por más de dos semanas. Reacciones en las bolsas de valores internacionales, llamados al diálogo, plan de salvación, pancartas en contra del FMI, intervención de la Iglesia, desconfianza, impotencia y mucha incertidumbre.
La escena podría describir una escena típica de Caracas, Bogotá o Buenos Aires, ciudades siempre convulsas por una u otra razón. Pero ¿qué pasa en San José, la capital de Costa Rica, el país conocido como la ‘Suiza centroamericana’?
Hace dos semanas, los costarricenses tomaron las calles contra un posible acuerdo entre el Gobierno del país y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 1.750 millones de dólares que suponía para el país cumplir una serie de condiciones.
Así, campesinos, camioneros, estudiantes, comerciantes, pequeños propietarios de tierras y desempleados se unieron contra el inminente aumento de impuestos y los recortes del gasto público, que implicaban la fusión de instituciones estatales y la privatización del Banco Internacional de Costa Rica y la Fábrica Nacional de Licores, fundada en 1850.