El impacto económico del coronavirus en el conjunto de las economías mundiales es una realidad evidente. Sin embargo, los distintos sectores productivos encajan el embate de la pandemia con diferentes grados de vulnerabilidad. En el caso concreto del sector textil en España, la llegada de esta crisis ha afectado gravemente al rendimiento de su actividad.
Uno de los ámbitos más perjudicados dentro de este sector es sin duda el de la confección de trajes nupciales. Las bodas suelen cancelarse cuando las cifras de la pandemia se vuelven amenazantes, y son muy pocas las parejas que se deciden a acercarse al altar en estos tiempos.
La diseñadora Anita Singers, con una década de experiencia en la confección de vestidos nupciales a medida, encarna perfectamente el perfil de profesional que trata de resistir frente a la escasez de demanda impuesta por las circunstancias sanitarias. “Lo más difícil es que las personas sientan confianza” frente a “la incertidumbre del ‘qué puede pasar'”, admite esta modista colombiana afincada en España.
Salir de la ‘zona de confort’
“Está todo suspendido, las novias nos han suspendido las bodas”, lamenta Singers, que cifra en un 80 % la proporción de trabajo que ha dejado de realizar a causa de la pandemia. Sin embargo, la diseñadora apuesta por una actitud optimista y creativa ante esta crisis: actualmente ofrece clases de costura online y se halla inmersa en nuevos proyectos.
“Intento ver las cosas desde un punto de vista de reinvención”, explica Singers, que define el momento actual como “una época que nos ha tocado vivir para sacarnos de nuestra zona de confort y mirar otras posibilidades”.
“Hemos estado enfrentándonos al planeta”
Los datos económicos son incontestables: en los primeros ocho meses de este 2020, las ventas textiles han caído en más de un 40 %, y los empresarios advierten de que lo peor está por llegar.