La comunidad espera aún, aunque cada vez con menor esperanza y expectativas, las sanciones pertinentes a aquellos que vulneraron las normativas sanitarias vigentes y se transformaron en vectores de contagios.
Fiestas privadas masivas y clandestinas, cumpleaños, reuniones teocráticas, etc.; a lo largo de todo este tiempo se han denunciado online y en las redes sociales decenas de ellas sin que surjan del juzgado de faltas nada mas que apenas un par de multas por no uso de barbijo.
De éste modo solo se alienta a no respetar códigos de convivencia en pandemia, el “total no pasa nada” o peor aún “las multas son para los giles” son algunas de las frases emanadas de una sociedad cada día mas descreída del rigor jurídico que debería imperar en éstos tiempos.
