Donald Trump sufre la primera gran crisis política desde que llegó al gobierno. La falta de acuerdos entre republicanos y demócratas para el calculo del gasto de Presupuesto obligaron a aplicar lo que se conoce como “cierre del gobierno” o “shutdown”.
Este es el primer “shutdown” desde el más largo en la historia -que duró 35 días en la primera gestión de Trump- hace casi siete años, y detendrá el trabajo en múltiples departamentos y agencias federales.
Un cierre del Gobierno ocurre cuando el Congreso no aprueba las leyes de gasto necesarias para mantener financiadas a las agencias federales. Esa falta de autorización obliga a suspender una parte de las operaciones del Gobierno hasta que se alcance un acuerdo en el Congreso.
La medida afecta directamente a los empleados federales . En cierres anteriores, muchos fueron enviados a casa sin paga, en un proceso conocido como furlough, que significa una licencia temporal sin salario, mientras que otros debieron seguir trabajando sin recibir salario hasta que se aprobaron los fondos.
Cada dependencia federal debe tener planes de contingencia que especifican qué servicios se mantienen y cuáles se suspenden. Esos documentos suelen publicarse en el sitio de la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, aunque también hay agencias que los difunden en sus propias normativas.
Hasta el martes, los republicanos solo lograron conseguir dos de los siete votos demócratas que necesitaban en el Senado para aprobar un paquete de financiación provisional que habría mantenido plenamente operativo al gobierno otras siete semanas.
Por su parte, los demócratas tampoco lograron los 13 apoyos que requería su propuesta presupuestaria, que destina más financiación para la sanidad y que, al igual que el proyecto de ley republicano, fue rechazada hoy mismo en la Cámara Alta.
Chuck Schumer, líder de los Demócratas en el Senado.
Para brindar los votos necesarios al paquete republicano, los demócratas exigieron la renovación de los subsidios del programa Obamacare que terminan este año y que se revoquen recortes en materia sanitaria incluidos en la gran ley de rebaja fiscal impulsada por Trump.
Ahora la clave está en cuánto durará esta suspensión parcial de operaciones de las agencias federales, que de momento no afecta a los servicios básicos en el país.
En Estados Unidos, el presupuesto federal debe aprobarse cada año, lo que hace que estas negociaciones se repitan de manera constante. Los plazos suelen coincidir con el inicio del año fiscal en octubre, pero también hay bloqueos en otros meses cuando vencen extensiones temporales.
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A diferencia de otros países, donde un retraso en la aprobación del presupuesto no implica suspender operaciones del Estado, en Estados Unidos la falta de acuerdo significa que el Gobierno no puede gastar y debe detener parte de sus funciones.
Desde que el Congreso de Estados Unidos instauró el proceso presupuestario moderno en 1976, se han registrado 20 interrupciones de financiamiento, según la Comisión para un Presupuesto Federal Responsable.
