El impacto se hizo notar tanto en cuanto a ocupación y llegada de turistas, pero el consumo en los distintos destinos turísticos se vio fuertemente afectado por la caída del poder adquisitivo del salario y los comercios sufrieron las consecuencias.
La temporada veraniega en la Costa Atlántica no logró escapar a la crisis económica y social que atraviesa el país. A pesar de que el impacto no se hizo notar tanto en cuanto a ocupación y llegada de turistas, el consumo se vio fuertemente afectado por la caída del poder adquisitivo del salario y los comercios sufrieron las consecuencias.
Tanto en Buenos Aires como en otros puntos del país, las familias hicieron el gran esfuerzo para escapar de la rutina para llegar a distintos puntos turísticos. Sin embargo, según marcan las estadísticas, las vacaciones se limitaron a visitar la playa, la montaña, el río, y no mucho más. Pura naturaleza.
Esto se pudo analizar a partir del relevamiento realizado por la Federación de Cámaras de la República Argentina junto a la Cámara Argentina de Turismo. Del informe se desprende que el promedio– a partir del relevamiento de 58 destinos turísticos de todo el país- fue de un 70% de ocupación en general.
“El movimiento turístico se mantuvo constante durante todo el mes. Además, entre las características, algunos viajaron con estadías más cortas, lo que se evidencia en el mayor desplazamiento durante los fines de semana. Y también se percibió un consumo austero en destino”, detalló el presidente de la CAT, Aldo Elías.
De acuerdo con la información proveniente de las distintas regiones del país, en la provincia de Buenos Aires, Mar del Plata lleva un promedio de ocupación del 73%, Miramar del 75% y Pinamar 74%. Sin embargo, en el resto de la costa, los guarismos disminuyen hasta un rango de entre 55 y 60 %.
Y este nivel de turismo interno no se explica ni por asomo a un eventual buen pasar de sectores populares. Esta semana, el INDEC informó una caída de 13,6% en la cantidad de turistas que viajaron al exterior en diciembre 2018, un patrón que se mantuvo en enero y febrero.
Es que todavía no cicatrizan las heridas de la brutal devaluación que generó el gobierno de Mauricio Macri a mediados del 2018. Por esta razón, con un dólar cercano a los $ 40, ese turista acostumbrado a viajar al extranjero se volcó hacia los destinos nacionales.
TEMPORADA DE VACAS FLACAS
Respecto al balance de la temporada, el presidente de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP), Raúl Lamacchia, dialogó con El Destapey afirmó que “la temporada fue muy floja y no es lo que esperábamos”. En ese sentido, remarcó: “Fue una temporada de fin de semana”. Así, remarcó que “la gente con consume como pensábamos porque no gasta y tiene la propensión a ahorrar en este clima de recesión”.
“Si se compara con el año pasado, el nivel de ventas se redujo entre un 15% y un 19% en enero, y febrero se mantiene en la misma sintonía”, señaló Lamacchia.
¿Por qué hubo una baja tan importante? Para el titular de la UCIP “el mercado interno está en crisis y se achica en un clima de inflación”. Además, remarcó que “es muy difícil que una buena temporada coincida con una economía que tiene a la mitad de la industria en funcionamiento, que es peor que en 2001”.
EL TEATRO, UN CLÁSICO VÍCTIMA DE CAMBIEMOS
Una habitual salida durante las vacaciones es ir al teatro, especialmente en la costa atlántica y en Córdoba. Ante el marco de situación de la temporada, las cosas no fueron de la mejor manera en este 2019: de momento, la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (AADET), mantiene una baja del 30% en menos sobre los boletos vendidos la temporada pasada.
El empresario teatral, Carlos Rottemberg, le explicó a este medio que “el bolsillo de la clase media, el principal cliente de esta actividad, tiene otras prioridades”.
“Al que cobra no le alcanza y al que paga le resulta mucho, eso es crisis, y da como resultado el cierre de pequeñas y medianas empresas. En lo nuestro es igual: la entrada es cara para muchos e insuficiente para producir, entonces queda el escenario vacío”, explicó Rottemberg.
El mal momento de esta rama artística no es casualidad durante la gestión de Cambiemos. Del máximo de 760.000 boletos vendidos en la temporada 1986/1987, en la del 2016/2017 se perforó por primera vez el piso de los 200.000 en la suma global de la plaza.