La gobernadora Paola Pabón pasó 72 días en la cárcel acusada de rebelión durante las protestas de octubre de 2019 contra el ajuste del expresidente ecuatoriano Lenín Moreno. Ese mismo año, en marzo, se habían celebrado elecciones en las que el correísmo conquistó apenas dos provincias: Manabí y Pichincha, esta última de la mano de Pabón. El 14 de octubre de 2019 la policía entró a la casa de la gobernadora tirando la puerta abajo por orden de un fiscal y la sacaron de su habitación para llevársela detenida. Al ser liberada, retomó su cargo. Pasaron cuatro años hasta que el domingo pasado, Revolución Ciudadana se alzó con nueve provincias y más de 60 alcaldías, un resultado histórico que potencia la figura del expresidente Rafael Correa. Pabón fue una de las artífices de ese triunfo logrando su reelección en Pichincha, la segunda provincia más poblada del país.
“Hay un reconocimiento a Revolución Ciudadana porque siempre cuida del pueblo”, explicó Pabón en diálogo con Página/12. El mismo día en que se celebraron los comicios regionales, los ecuatorianos votaron un referéndum propuesto por el presidente Guillermo Lasso para reformar la Constitución en materia de seguridad, democracia y medio ambiente. La respuesta de la ciudadanía fue categórica con el rechazo a las ocho propuestas de cambio. Para la prefecta de 45 años, Lasso “no está leyendo la real dimensión de ese mensaje” y reconoce: “lo que ha primado en esta elección, más que la política, es el estómago de la gente”.
-¿Qué balance realiza de los comicios del domingo pasado?
-Yo creo que es importante leer los resultados en tres dimensiones. La primera es que la consulta popular recibió un “No” rotundo. Y es un rechazo al gobierno del presidente Lasso, a este modelo que nos empobrece, no da empleo, no da salud ni seguridad a los ecuatorianos y ecuatorianas. En segundo lugar, estos resultados van dejando a la derecha por fuera, no solamente al partido de Lasso. Me refiero especialmente a los resultados en las provincias de la costa ecuatoriana de cara a partidos históricos de derecha como el Partido Social Cristiano, que había mantenido la provincia de Guayas por más de 30 años. El tercer elemento es el triunfo de la Revolución Ciudadana. Logramos ganar nueve de las provincias más pobladas y más de 60 alcaldías. No se había tenido un éxito tan grande en elecciones intermedias ni siquiera en el mejor momento del gobierno de Rafael Correa.
-¿El desempeño de Revolución Ciudadana en los comicios se vio beneficiado por esta nueva ola de gobiernos progresistas en la región?
-Aquí están tratando tus colegas periodistas de simplificar los resultados electorales. No quieren reconocer que ha sido un triunfo de Revolución Ciudadana, dicen que el presidente Lasso allanó el camino para que logremos el éxito. Pero si el país era uno de los tres más seguros en América latina y ahora es el cuarto más inseguro incluyendo Centroamérica; si antes los niños en la escuela recibían desayuno escolar, libros, uniformes y ahora se ha vuelto a la educación precaria; si antes tenías medicina y atención en los hospitales y ahora sus puertas están cerradas… Creo que lo que ha primado en esta elección, más que la política, es el estómago de la gente. Esto es lo que vivió América latina, entonces el intento de criticar y manchar la honra de los procesos progresistas está siendo superado por las necesidades de la gente. Es la ciudadanía la que ve en los procesos progresistas la posibilidad de salir adelante como nación.
-En su caso logró ser reelecta en Pichincha pese a la persecución judicial.
-Estoy muy feliz. Al obtener la reelección se está ratificando la gestión. Nosotros, a pesar de ser gobiernos locales, hemos tratado de suplir algunos servicios frente a la ausencia del gobierno central. El tema de salud, el cuidado a las mujeres, el cuidado a los niños y niñas. Hay un reconocimiento a la Revolución Ciudadana porque siempre cuida del pueblo. Este gobierno nos habla de cifras macroeconómicas excelentes, nos habla del aumento de las reservas, pero la gente en sus hogares siente que cada vez hay más pobreza. También me pone contenta que lo que la justicia no logró, hoy lo tenemos gracias al voto ciudadano. Hemos sido absueltos, hay un reconocimiento tácito de que se nos persiguió políticamente.
-La derrota en el referéndum y las elecciones seccionales forzaron al presidente Lasso a cambiar ocho ministros y asesores.
-No alcanza. Tengo la impresión de que Lasso no está leyendo la real dimensión del mensaje que el pueblo ecuatoriano le ha enviado. Los cambios tienen que ser de fondo, no de forma. Lo que el presidente ha hecho en las últimas horas es una remoción de varios de sus asesores directos y también un cambio en el frente político. Lo que se requiere es un cambio en la política social y en el frente económico, y eso el gobierno ni siquiera lo está valorando. Por eso sentimos que estos cambios son cosméticos.
-Lasso también llamó a todos los partidos a unirse en un “gran acuerdo nacional”. ¿Revolución Ciudadana rechazó ese pedido?
-Todos los actores políticos lo rechazaron, no solamente Revolución Ciudadana. Y tiene sentido porque no vemos una voluntad de cambio. A raiz de un dramático femicidio el año pasado, el gobierno se sentó con las organizaciones de mujeres, pero incumplió todos los acuerdos. Se reunió el frente económico y político del gobierno con la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) en junio del año pasado, decidieron varias hojas de ruta y ninguna se cumplió. Lo que el presidente volvió a hacer de manera desesperada es un llamado para lograr una foto, pero la foto no resuelve los problemas del país.
-El expresidente Correa tuiteó que “un gran acuerdo nacional pasa por adelantar las elecciones”. ¿Coincide?
-En este momento, quien tiene el sartén por el mango es el gobierno: si hace un quiebre y lleva por otro rumbo la situación económica, política y social, habrá un resultado diferente. Sino la situación va a empeorar y esto nos va a llevar a una profundización de la crisis. Rafael Correa hablaba de un adelanto de elecciones; en la Asamblea Nacional se está discutiendo la “muerte cruzada” (N. de la R.: una facultad constitucional que permite anticipar elecciones mediante la disolución del poder legislativo). La postura de Revolución Ciudadana es que la salida a esta crisis siempre tiene que ser democrática.
-¿Qué imagen tiene hoy en Ecuador un expresidente como Correa que está asilado en Bélgica?
-Todos los estudios de opinión recogen que Rafael Correa es el político con mayor prestigio y prestancia en este momento en Ecuador. Y esto es increíble. Rafael está ya más de cinco años fuera del país, se le quitó hasta la posibilidad de comunicarse vía Facebook con el pueblo ecuatoriano, su único mecanismo de comunicación es Twitter y a pesar de eso, está muy presente por una simple razón: porque las obras de Revolución Ciudadana se sembraron en el corazón de la gente. En esta campaña nos han repetido mil veces: que vuelva Correa.
-Estamos lejos de 2025, pero uno podría pensar que Revolución Ciudadana debe ampliar su base electoral si quiere ir por la presidencia sin pasar sobresaltos.
-Creo que las condiciones al día de hoy son muy favorables hacia el futuro. Va a depender mucho de cómo administremos este triunfo. Sin duda tenemos que lograr ampliar la base de apoyo hacia otros sectores que busquen lo mismo: que el país salga adelante. Tenemos que seguir trabajando en la clase media, o el sector indígena sobre todo en la zona centro del país. Sin duda no podemos dejar de pensar en clave política pero en este momento, frente al dolor de la gente, nuestra mayor responsabilidad es cuidarla. Eso es volver a tener patria.