“Acabamos de salir de Tribunales. Vamos a fondo, les ganamos dos días en la agenda”. La frase pertenece a una persona del entorno de Natalia de la Sota y la lanzó en el corto recorrido que une a los despachos de la Justicia federal con el búnker que la hija del exgobernador inauguró en un coqueto barrio de la capital cordobesa.
Minutos más tarde, el video de la diputada estaba en las redes y el anuncio era contundente: “inscribimos Defendamos Córdoba”. “Un frente ciudadano para decirle ‘basta’ al recorte de derechos, en discapacidad, a los jubilados, basta al desfinanciamiento de la salud, la educación. Le decimos basta al abandono de la gente”, dice la diputada en una pieza de un poco más de un minuto.
Así, la hija de uno de los socios fundadores del cordobesismo empezó a confirmar lo que para muchos aún es una incertidumbre plena y es si, por primera vez desde que el PJ gobierna la provincia, pueden estar en boletas distintas en una elección los apellidos Schiaretti y De la Sota. Porque en los pasillos del Centro Cívico y varios funcionarios de la primera línea del llaryorismo descuentan que el exgobernador Juan Schiaretti será el dueño del primer casillero en la lista del cordobesismo y tras el anuncio de la semana pasada en torno a un frente federal conformado por varios mandatarios provinciales.
Los sellos que consiguió Natalia de la Sota para inscribir la alianza fueron el Frente Federal de Horacio Viqueira, un exdiputado nacional con pasado en el kirchnerismo; y el Partido Laborista de Córdoba, donde la lapicera la tiene el titular del gremio de los trabajadores de peajes, Gustavo Rossi. Hombre que, en la última elección presidencial, para las Paso apoyó a Horacio Rodríguez Larreta.
Los estrategas de Lula desembarcan en la campaña de Natalia De la Sota
La duda que sobrevuela ahora en Córdoba es qué hará Schiaretti y si, definitivamente, encabezará el armado puesto que uno de los rumores que corrió en la última semana era no enfrentar a la hija de su ex socio político. De todas maneras, en los últimos días en el schiarettismo negaron que el exgobernador haya vetado la presencia de la diputada, ahora vinculada al massismo, en el segundo casillero del armado cordobesista.
“A lo mejor, Natalia sigue esperando que la llamen Martín (Llaryora) o Juan (Schiaretti) y eso no va a ocurrir. Llaman los que tienen que llamar. Y punto”, enfatizó una persona que conoce el microclima del armado de los gobernadores.
Desde la interna del peronismo en el ’93 no se enfrentaban los dos apellidos cuando, en tiempos de gobierno provincial de Eduardo Angeloz, se desató una feroz disputa en el PJ de Córdoba entre Schiaretti, José Manuel de la Sota y el exministro menemista Julio César ‘Chiche’ Aráoz. Con la clara injerencia en Córdoba, no sólo del expresidente Carlos Menem, sino también de los tentáculos de su ministro de Economía, Domingo Cavallo, quienes ya habían decidido emprender una batalla en el seno del Gobierno nacional que se trasladó a Córdoba.
Aquella disputa terminó con la judicialización que encaró De la Sota al acusar a Schiaretti, el ganador en las urnas, de haber cometido fraude en aquellos comicios.
Más de 30 años después, la duda en todo el arco político de Córdoba es si llegará a consumarse el enfrentamiento entre Schiaretti y la hija de De la Sota en octubre; si ahora el exgobernador aceptará el operativo clamor con el que el oficialismo provincial e intendentes agitan su candidatura o si existe la posibilidad de algún gesto que desactive el enfrentamiento.