Desde LondresBoris Johnson dijo hoy que no había violado ninguna ley en las 16 (o quizás ya 17, ¿quién lo sabe?) fiestas que investiga la funcionaria de carrera Sue Gray, pero nadie le cree, ni siquiera el espejo o su esposa Carrie o sus más íntimos por más que no abran la boca, que hay que conservar el puesto. Más grave para el primer ministro es que no le crea la prensa de todos los colores políticos o el parlamento o el pueblo británico y ni qué hablar de sus propios diputados conservadores que tienen en sus manos su futuro como líder partidario y primer ministro. Ahora la policía británica anunció que está investigando el PartyGate, algo que a la vez agrava y alivia al primer ministro. La publicación del informe Gray se demorará hasta que la policía presente sus conclusiones que, al mismo tiempo, pueden terminar en un hecho criminal con Johnson ante la justicia y el Partido que ha gobernado el Reino Unido desde 2010 contra las cuerdas.
Como todas las semanas desde que comenzó el escándalo a fines de noviembre, esta comenzó con dos nuevas bombas. El lunes se añadió una fiesta más al PartyGate: la de cumpleaños del mismo Boris Johnson en la planta superior de la residencia oficial del gobierno en 10 Downing Street, donde el primer ministro vive con su esposa y dos hijos. La nueva fiesta es otra mancha al tigre que cada vez pierde más su capacidad de reaccionar con un rugido porque a las 17 “reuniones” individualizadas en 10 Downing Street en tiempos de pandemia y confinamiento hay que añadir más de 100 reveladas en la prensa (“las fiestas informales de los viernes”) y las que saltan en cualquier momento a medidas que hablan “on or off the record” más testigos o francotiradores. El anuncio de la investigación policial es un arma de doble filo porque si bien demora el informe Gray que iba a ser presentado este miércoles o jueves, por el otro puede acelerar las cartas de los propios conservadores a Graham Brady, otra figura clave de este entuerto. Brady es el jefe del poderoso grupo parlamentario 1922 que nuclea a todos los diputados oficialistas sin responsabilidad del gobierno. En las reglas internas de los conservadores basta con que le lleguen 54 cartas de legisladores tories retirándole la confianza a Johnson como líder del partido para que se active el proceso de confirmación o destitución.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/397560-la-policia-britanica-investiga-las-fiestas-de-boris-johnson