La reducción de las retenciones que anunció el presidente este sábado en la Sociedad Rural fue festejado por las distintas entidades de la Mesa de Enlace que venían reclamando la medida porque les detonaba la rentabilidad.
Ahora, con las retenciones de la soja bajando del 33% al 26%, y también la reducción al maíz, girasol, carne y sorgo, los productores consideran un alivio muy importante para el sector: El campo argentino había quedado atrapado entre las retenciones altas y los precios bajos.
La producción agropecuaria, que es la que garantiza la mayor cantidad de dólares genuinos, atraviesa una situación crítica por el derrumbe del precio internacional de la soja que es el más bajo de los últimos 19 años y con poca perspectiva de que mejore a corto plazo.
Es que en el mundo hay sobrestock de producción por encima de lo normal y las siembras en Estados Unidos y Brasil son muy buenas y tiran el precio para abajo. Para graficar la situación, un productor de Santa Fe recordó que en 2008, cuando se desató el conflicto entre el kirchnerismo y el campo, la soja cotizaba 600 dólares la tonelada.
“Si tuviésemos que actualizar ese precio tomando de referencia a la inflación americana, hoy estaría rondando los 800 dólares pero en Chicago la tonelada cotiza a 370 dólares y hasta el anuncio del presidente al productor argentino se le descontaba el 33%”, explicó.
En el campo señalan que la medida es un alivio importante y esperan que el próximo paso sea la eliminación total de las retenciones para que el campo vuelva a ganar competitividad.
En diálogo con LPO, un importante productor que integra la Sociedad Rural de Rosario puso los números sobre la mesa analizando el rendimiento de indiferencia o sea, lo que se debe invertir para salir derecho.

En la zona núcleo, la más rica del país, se tiene que sembrar aproximadamente 18 quintales para empatar los costos y a eso, sumarle otros 15 quintales de alquiler. Esto significa que el contratista empieza a ganar algo recien arriba de los 33 quintales por hectárea. En esta región, que tienen buen rendimiento, el promedio son 35 quintales por hectárea y en rindes extraordinarios se puede acercar a los 40, sin tomar en cuenta el riesgo climático que en los últimos cinco años la sequía hizo un desastre.
Para este año, se espera una producción de 50 millones de toneladas de soja, la mejor campaña de los últimos 4 años. Sin embargo, el otro desafío que reclama el sector es el costo logístico que le mete más presión a la competitividad.
En las áreas más cercanas al puerto no tiene mucho impacto pero para los productores que se alejan apenas 250 kilómetros, el flete le significa casi el 10% de la producción cuando se trata de soja y en maíz el costo de comercialización sube al 20%. Por estos motivos, en el campo festejan pero admiten que se trata de un alivio.