La dolarización acorrala a Ecuador en una economía precaria
Por Guido Vassallo, desde Quito
En los últimos días, con el pecho inflado por su desempeño en las primarias, el ultraderechista Javier Milei sacó a relucir uno de sus principales caballitos de batalla: el de dolarizar la economía argentina. Un eslogan vacío de significado que permeó en un electorado atraído por los cantos de sirena. En América latina hay solo tres países dolarizados: El Salvador y Panamá y Ecuador, siendo este último el ejemplo elegido por Milei. Pero una nación golpeada por una pobreza del 27 por ciento, con un cuarto de la población en el trabajo informal o desempleada y una ola de inseguridad sin precedentes no parece el mejor modelo a seguir.
“La dolarización significó un enorme sacrificio, sobre todo para el pueblo trabajador. Los depósitos se pulverizaron y tranquilamente eso podría suceder en Argentina”, alerta desde Quito Diego Borja, economista y exministro de Economía ecuatoriano. Andrés Chiriboga, investigador del CELAG, le da la razón al asegurar que la dolarización en sí misma no es garantía de estabilidad sino “un elemento que genera una fuerte restricción a la herramienta de política económica más importante que tiene un país, que es la generación y control de moneda impresa y contable“.
La participación es similar a otros comicios
La participación en las elecciones generales extraordinarias de Ecuador que se desarrollan este domingo se situó en el 45,41 % a las 13:00 hora local (18:00 GMT), similar a la de otros comicios desarrollados anteriormente, según informó la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint.
Transcurridas seis horas desde la apertura de los centros de votación a las 7:00 hora local y a falta de cuatro horas para su cierre a las 17:00 hora local, Atamaint ratificó que “la jornada se desarrolla con absoluta normalidad, sin incidencia de violencia”.
La presidenta del CNE animó a los ecuatorianos a salir a votar porque “la democracia necesita que su pueblo se exprese en las urnas”, dentro de unos comicios que se celebran bajo un fuerte dispositivo de seguridad ante la ola de violencia de vive el país y que hizo que el candidato presidencial Fernando Villavicencio fuese asesinado el 9 de agosto.
En estas elecciones están convocados más de 13,4 millones de ecuatorianos para elegir un nuevo presidente o presidenta y a los 137 nuevos integrantes de la Asamblea Nacional (Parlamento), demás de para pronunciarse sobre dos plebiscitos ambientales que buscan vetar la actividad petrolera y minera, respectivamente, en sendas áreas naturales.