A contramano del discurso libertario y de la desregulación que vocifera Javier Milei, la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) pondrá en marcha la semana que viene nuevos controles a las compras con tarjetas en el exterior.
Se trata de las medidas dispuestas por la Resolución General 5662 del 10 de marzo pasado que establecen nuevas exigencias de información a los bancos sobre las operaciones con tarjetas de crédito y débito de los argentinos en el extranjero. Esa resolución dispuso que las medidas comiencen a aplicarse el 1 de julio.
A partir de esa fecha, la ex AFIP obliga a los bancos a dar información más detallada sobre cada transacción que se realice en el exterior, incluyendo el número de tarjeta, la marca de la misma, el país de la compra, el nombre del comercio, el monto de la operación en moneda extranjera y en pesos, y el código de rubro del comercio.
Si bien la medida en principio no afecta a los usuarios, se supone que ARCA tendrá más control para detectar irregularidades o evasión. En los hechos es una contradicción grande con el supuesto objetivo del gobierno de desarmar los controles y facilitarle la vida a la gente y los bancos.
Lo que revela también esta medida es que el gobierno necesita de alguna manera ponerle un freno a la salida de divisas por turismo, en medio de un déficit récord por el dólar barato. Según estimaciones privadas, el 2025 podría terminar con un déficit de la balanza de turismo cercano a los 10 mil millones de dólares.
La otra medida que el gobierno tomará para paliar el déficit de la balanza de turismo es cambiar la forma en que se publican los gastos, según adelantó días atrás el secretario de Turismo, Daniel Scioli. Es decir que ante la imposibilidad de frenar la salida de dólares, el gobierno modificará las estadísticas.
