Alberto Fernández tiene decidido que la renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional -que desde este martes avanzará con la llegada a Buenos Aires de una misión del organismo- tiene que ser ratificada o no por el Congreso.
El presidente pretende que este acuerdo sea el primero de Argentina con el organismo en ser convalidado por el Poder Legislativo. Considera que de esa forma el convenio tendrá un mayor respaldo institucional y busca dar una señal de un compromiso fuerte para cumplirlo, algo en lo que Argentina no tiene tradición.
Martín Guzmán adelantó este lunes que enviará un proyecto de ley para que todos los acuerdos con el FMI deban ser aprobados por el Congreso. “Esta semana presentaremos un proyecto para convertir la sostenibilidad de la deuda en una política de Estado”, señaló el ministro de Economía. “El endeudamiento en moneda extranjera bajo ley extranjera y con prórroga de jurisdicción requerirá autorización del Congreso de la Nación”, dice el breve proyecto.
Con esta jugada Alberto también podrá involucrar a la oposición en la discusión y dar otra señal a los mercados sobre la idea de generar acuerdos en torno a la macroeconomía, algo que el ministro Matias Kulfas consideró en una entrevista con LPO como la “gran apuesta” del Gobierno. Lo mismo había planteado Cristina Kirchner.
Pero la discusión con el FMI está muy lejos de ser un trámite fácil de resolver. Acaso el punto más duro de las conversaciones será por el tipo de cambio. Según los trascendidos, el organismo pretende que el Gobierno devalúe entre un 10 y un 15 por ciento el tipo de cambio oficial, además de pretender -como siempre- una única cotización.
Sin embargo, Guzmán rechaza de plano esta idea. El ministro sostiene que una devaluación de esa magnitud no mejoraría en nada la economía y sería todo pérdidas, especialmente en la lucha contra la inflación. El funcionario afirma además que con la actual cotización del dólar oficial no hay ningún sector exportador que está perdiendo plata. La estrategia -repiten en Economía- es seguir trabajando para que ceda la brecha con el blue y lograr una tranquilidad cambiaria más sostenida.
Se trata de la diferencia de visión más importante entre el ministro y los enviados del FMI. En el gobierno creen que abrir la puerta de la devaluación llevaría a un camino difícil de predecir y mantienen su estrategia de llegar sin un salto brusco hasta marzo, cuando creen que el escenario será más favorable para la economía.
Una de las propuestas que los funcionarios argentinos llevarán a la mesa de negociaciones es un mayor ajuste del gasto para sobrecumplir la meta de reducción del déficit, que en el Presupuesto 2021 es de 4,5 puntos del PBI. Para este año se estima que el déficit fiscal será de entre 10 y 11 puntos del producto.
En el gobierno se habla de que el año que viene incluso podría llevarse el déficit a 3 puntos, lo que implicaría un ajuste enorme. Los funcionarios sostienen que se podría llegar a esa cifra a partir del aumento de la recaudación por la recuperación de la economía y también de ajuste del gasto primario, por ejemplo habilitando la suba de las tarifas de servicios públicos. En la Rosada argumentan que para no golpear a la economía exigirán a las empresas que todo lo que suban de tarifas estén obligados a volcarlo a inversiones.