Miguel Siciliano no asumirá como diputado nacional y se sumará al gabinete de Martín Llaryora en un cargo con alta exposición para proyectarse para la carrera por la Municipalidad de Córdoba. Tendrá a su cargo las áreas de vinculación, deportes, juventud, consejos barrios, centros vecinales y cooperación institucional; algo así como la “vocería” del Gobierno provincial.
Así, Ignacio García Aresca, de máxima confianza del gobernador cordobés, se quedará en la Cámara Baja otros cuatro años y tendrá el rol de ser el nexo cotidiano con el Gobierno nacional a través de Diego Santilli, con quien tiene (al igual que Llaryora) una larga amistad cultivada desde los años 90, cuando todos militaban en la JP de Ramón Ortega.
Sicialino fue electo diputado por Provincias Unidas en la lista que encabezó Juan Schiaretti. Sin embargo, su intención es competir por la Municipalidad de Córdoba en 2027. Con este norte, se sumará en un rol con alto perfil, confirmaron fuentes del Gobierno provincial. No será el único que estará en carrera para la comuna capitalina. Fiel al “darwinismo” y la supervivencia de las especies, Llaryora mandará a varios ministros y funcionarios provinciales a “jugar” en la ciudad de Córdoba.
Sicialino acompañó a Llaryora en la Municipalidad de Córdoba como secretario de Gobierno. Luego, comandó el bloque de legisladores en la Unicameral. Fue el primer llaryorista en la lista de diputados. Y ahora se suma al gabinete para aprovechar su alto perfil, en un nuevo ministerio. Las áreas que toma bajo su control ya las manejó en la Capital, cuando fue mano derecha de Llaryora.
Además, Sicialino ya tiene en mente la inauguración de las dos grandes obras viales que está ejecutando la Provincia en la ciudad de Córdoba -los ingresos en altura de Avenida Vélez Sarsfield y de Valle Escondido, un mega country que vota masivamente a La Libertad Avanza-.
Pero también espera ser la cara visible de varios proyectos cofinanciados por el Gobierno provincial, como el plan de asfalto y cloacas en 800 cuadras, el plan intensivo de bacheo y el plan de mejoras de espacios verdes. Se trata de acuerdos que están en marcha o serán suscriptos en los próximos días en los que la Provincia aporta un porcentaje de la inversión. Allí deberá interactuar con Daniel Passerini, el actual intendente.
Ignacio García Aresca
Como se recordará, Passerini no tiene reelección. En el Gobierno provincial defienden la alianza “inquebrantable” entre Llaryora-Passerini, y por eso debe repuntar la gestión municipal que estuvo atravesada por problemas políticas y financieros: Passerini debió hacer frente al pago de una importante deuda en dólares que tomó Ramón Mestre y roleó Llarryora. Además, se cayeron los subsidios nacionales al transporte. Passerini ya avisó que no seguirá subsidiando el boleto, una encerrona para los aliados de Milei en Córdoba.
Con estos cambios, García Aresca permanecerá en su banca de diputado, con la misión de rosquear con Diego Santilli los fondos que Llaryora reclama a Nación. Hay varios puntos en el temario, pero el principal es el incumplimiento de la Rosada en atender el déficit de la Caja de Jubilaciones de Córdoba, el gran hueco de las finanzas provinciales.
García Aresca es una especie de hermano de crianza de Llaryora, puesto que el actual gobernador vivió con él varios meses durante la niñez, cuando el padre del actual gobernador, el fallecido dirigente sindical Luis Llaryora, debió pasar a la clandestinidad durante la dictadura. Así se hicieron inseparables. Con esa confianza se sentará con otro amigo de la vida como Santilli. Los tres se conocieron en los años del “orteguismo”.
