Lula y Donald Trump se reunieron en Malasia para discutir los aranceles que Estados Unidos impuso a Brasil el 1 de agosto y superar la crisis que comenzó con el apoyo de la Casa Blanca a Jair Bolsonaro en medio del juicio por el intento de golpe de estado de enero de 2023.
El encuentro duró 50 minutos y fuentes que participaron de la reunión aseguran que se trataron todos los temas, desde el levantamiento de los aranceles hasta la crisis con Venezuela en la que Brasil se ofreció como nexo para evitar una escalada en la región.
En la previa de la reunión privada, los presidentes dieron una rueda de prensa conjunta y Lula dijo que “no hay motivo para un desacuerdo entre Brasil y Estados Unidos”.
El líder brasileño afirmó tener una “larga agenda” para discutir con Trump, y añadió que se mostraba optimista de que Brasil y Estados Unidos podrían avanzar en el mantenimiento de una relación “lo más civilizada posible”.
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Tras la reunión, el canciller brasileño, Mauro Vieira, afirmó que el encuentro entre los líderes fue “muy positivo” y que existe la esperanza de concluir una negociación bilateral que aborde todos los aspectos de la tributación estadounidense sobre Brasil.
“El diálogo fue franco; el presidente Lula dejó claro que la motivación de Estados Unidos para imponer aumentos arancelarios al resto del mundo no aplica a Brasil debido a su superávit comercial con Estados Unidos”, dijo el jefe de la diplomacia brasileña.
Una fuente de la comitiva en Malasia aclaró a LPO que “no se espera ninguna medida. Es un primer acercamiento, muy importante que probablemente continúe en Washington y Brasilia”.
Vieira remarcó que “el presidente Lula reiteró la necesidad de suspender el aumento de aranceles, la injusticia del argumento utilizado, la necesidad de suspender la Ley Magnitsky con respecto a algunos funcionarios y lo injusto que es esto. El presidente Trump, muy amable, escuchó con mucha atención e instruyó claramente a su equipo para que continuara el diálogo con nosotros para llegar a un buen acuerdo”.

Antes de la reunión, Trump dejó abierta la posibilidad de que Bolsonaro también fuera tema de conversación. Sin embargo, fuentes brasileñas confirman que “el nombre del expresidente surgió por iniciativa propia de Lula. Quiso dejar claro que no podía influir en las decisiones del poder judicial brasileño, una medida que el presidente estadounidense recibió con agrado”.
En su cuenta de X, Lula posteó: Tuve una excelente reunión con el presidente Trump este domingo por la tarde en Malasia. Abordamos la agenda comercial y económica bilateral con franqueza y de forma constructiva. Acordamos que nuestros equipos se reunirán de inmediato para buscar soluciones a los aranceles y las sanciones contra las autoridades brasileñas”.
LPO adelantó que los negociadores de Lula y Trump están ultimando detalles para una reunión bilateral en la Casa Blanca durante el mes de noviembre. Esto sigue en pie y ahora se sumó el interés de Trump de visitar Brasil.
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Este giro en el vínculo es un golpe durísimo para la estrategia de Jair Bolsonaro de presionar a la justicia y el Congreso para lograr una amnistía que lo libere de la prisión domiciliaria y le permita participar de las elecciones presidenciales de 2026.
En paralelo, Lula se hace cada vez más fuerte en las encuestas y, además de ser el líder con mejor imagen de Brasil, ganaría contra todos los candidatos de la derecha que se presenten.