La empresa fetiche del macrismo, la low cost Flybondi, tuvo que tirar la toalla. La firma que el ex ministro Guillermo Dietrich promocionó hasta el cansancio, comunico oficialmente este miércoles que el fondo inversor estadounidense COC Global Enterprise es el nuevo dueño de la compañía.
El principal accionista de COC Global es Leonardo Scatturice, asesor de confianza
de Santiago Caputo. Fue quien recomendó a Andrés Vázquez para que quedara al frente de la DGI. Scatturice, que vive en Miami, tiene buenos contactos en el trumpismo, al punto que trajo de visita al secretario del Tesoro, Scott Bessent, en su jet privado.
Su disposición a prestar su avión privado a la administración libertaria le provocó un dolor de cabeza por un misterioso vuelo que estuvo una semana demorado en Aeroparque en el que viajó Laura Arrieta, vinculada al trumpismo de Miami.
Uno de los socios de Scatturice es Barry Bennett, exasesor de Donald Trump. Junto a otros aliados del think tank trumpista CPAC, fundó la consultora Tactic Global, desde donde se convirtió en uno de los hombres clave en la versión argentina de esta organización ultraconservadora.
El caso del avión misterioso no es el primera escándalo que enfrenta Scatturice. A fines del gobierno de Cristina Kirchner, su empresa, C3 Consultings, quedó en medio de una guerra de espías. Su teléfono fue pinchado en plena guerra entre Jaime Stiuso y Fernando Pocino, con quien tenía buena relación.
En esas escuchas apareció de todo. Después de aquel episodio, Scatturice se fue del país. Pasó por Panamá y luego se instaló en Estados Unidos, donde se casó con una ciudadana norteamericana, Diana Marquardt, y desde entonces se mueve entre el mundo de los negocios, la política y el lobby internacional. Ahora se sumó al negocio aercomercial.
El comunicado oficial de Flybondi indicó que “COC es un fondo de inversión privado enfocado en identificar y expandir empresas con alto potencial en América Latina y Norteamérica. Su llegada a Flybondi marca el inicio de una nueva etapa que incluye la continuidad de los puestos de trabajo y en la que se buscara consolidar la operación y el servicio y retomar los planes de crecimiento en Argentina como en la región”.
Lo cierto es que la empresa fetiche de Macri y Dietrich, emblema de la fallida “revolución de los aviones”, estaba descabezada y arrastra graves denuncias de seguridad operacional además de un nefasto historial de cancelaciones y over booking.
El fiscal Carlos Rivolo investiga una denuncia penal contra cinco directivos de Flybondi. Su CEO, José Mauricio Sana Saldaña; Fabián Pérez, gerente de Seguridad Operacional; Omar Alejandro Buono, director de Área Técnica; Walter Fridman, gerente de Calidad y Juan Pablo Luchetti.
La acusación se centra en el presunto uso reiterado de talleres de reparación y mantenimiento que habían sido clausurados por la propia ANAC, poniendo en riesgo la seguridad operacional de los vuelos.