
El titular “Es Claudia” se repitió este jueves en muchos medios de México. Es que MORENA, el mayor de los tres partidos gobernantes, terminó su encuesta interna y proclamó a Claudia Sheinbaum, exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, como candidata a la Presidencia de la República para la elección del 1º de julio de 2024.
Si las encuestas están acertando, se convertirá en la sucesora de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en el Palacio Nacional y primera presidenta de la segunda potencia de América Latina. Como tarea para el próximo sexenio le queda continuar y profundizar la Cuarta Transformación (4T) en un país azotado por el narcotráfico y lindante con una superpotencia que, por decadente, se ha tornado muy peligrosa. Menuda tarea tendrá la ingeniera.
Claudia Sheinbaum Pardo fue nombrada el miércoles candidata presidencial de MORENA, Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista de México. La dirigencia nacional morenista dio a conocer los resultados de las cinco encuestas contratadas para definir este cargo que, en promedio, otorgaron a Sheinbaum 39.38% de las preferencias.
El segundo sitio fue para el exsecretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard, quien no acudió a la presentación de los resultados tras haber denunciado irregularidades y haber acusado que integrantes de su equipo fueron agredidos y se les impidió el acceso a la última fase del conteo. El ex canciller obtuvo en promedio 25,78%, seguido por el exsecretario de Gobernación Adán Augusto López, el petista Gerardo Fernández Noroña, el verdecologista Manuel Velasco y el senador con licencia Ricardo Monreal, los tres últimos entre cinco y once puntos.
Por primera vez desde 1821 dos mujeres contenderán el próximo 1º de julio de 2024 por la jefatura del Estado mexicano: la morenista y la opositora Xóchitl Gálvez Ruiz, por la coalición Va por México, entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido de Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Democrático (PRD). También es la primera vez que ambas fuerzas deciden entre sus “corcholatas” utilizando encuestas y ya no por decisión presidencial o por mero pacto de elites. “Corcholatas” (para nosotros, tapita corona) llaman en México a los precandidatos a la Presidencia, antes de que el presidente los “destape”, porque tradicionalmente se mantenía en reserva su nombre hasta el último momento.
Todavía no está concluido el procedimiento legal de nominación, porque Marcelo Ebrard impugnó los resultados de las encuestas por el alto grado de error y las inconsistencias de los resultados. Exigió la repetición del estudio de opinión y anunció que el próximo lunes dará a conocer su decisión política. Si bien los demás precandidatos del partido gobernante reivindicaron la unidad de la formación y convocaron al exsecretario a sumarse a la campaña electoral, todavía no hay certeza sobre su curso. Si Ebrard sale de MORENA y se candidatea independientemente, probablemente sólo le reste postularse por el Movimiento Ciudadanos (centrista).
Claudia Sheinbaum Pardo es un típico producto del activismo intelectual de izquierda de la Ciudad de México. Nacida en 1962, sus padres (químico él, bióloga ella) participaron activamente en el movimiento estudiantil-popular de 1968. Mantuvieron siempre la solidaridad con los dirigentes sindicales perseguidos y en ese ambiente creció Claudia. Ya en la década de 1980, como estudiante de Física, la joven participó en el movimiento estudiantil contra la reforma de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Todavía hoy muchas de las principales cabezas de ese movimiento colaboran con la gestión de Sheinbaum. A fines de la década siguiente conoció a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con quien milita desde entonces. Así participó en 2012 en la fundación de MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) y en 2018, cuando AMLO llegó a la Presidencia, ella fue elegida Jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDM). Si bien su gestión se vio empañada por dos grandes accidentes que acarrearon decenas de muertes, su prestigio se mantuvo en un nivel suficiente como para poder candidatear ahora a la Presidencia. De acuerdo a los sondeos la alianza gobernante aventaja por dos dígitos a Va por México, en algunos relevamientos, incluso, superando ampliamente el 50% de los votos.
Desde siempre Sheinbaum ha sido vista como LA heredera de AMLO quien, en su quinto año de mandato, tiene la simpatía de cerca del 60% de la población. El propio AMLO explicó hace un tiempo el secreto de su éxito: “la lección principal que quiero legar se sintetiza en una frase del gran presidente Benito Juárez: ‘con el pueblo todo, sin el pueblo nada’”.
Hace una semana el presidente presentó desde Campeche, Yucatán, su Quinto Informe de Gobierno. Durante su discurso enfatizó los resultados de su estrategia de seguridad, que parte de abordar las causas subyacentes de la violencia y aplicar el principio de que la paz es el fruto de la justicia. La lucha contra el crimen organizado, empero, tuvo resultados variables: aumentó la eficacia de las fuerzas de seguridad, pero subsiste la enorme corrupción de los cuerpos policiales, particularmente los estaduales.
El mismo día de su informe el presidente pudo comunicar el inicio de las operaciones de la refinería de Dos Bocas en su natal Tabasco. Parte de la recuperación de PEMEX y de una política petrolera independiente, la refinería evita que México envíe a Tejas petróleo crudo y deba comprar el refinado a EE.UU. También ese día el jefe de Estado hizo un viaje de supervisión en el casi listo Tren Maya, que atraviesa la selva yucateca.
El presidente pudo mostrar el aumento del empleo formal, la disminución del desempleo, el crecimiento económico, el descenso de la deuda pública, el tipo de cambio estable, el aumento de las remesas desde EE.UU., el superávit comercial y el aumento de la inversión extranjera. Mientras que la inflación está desde principios de año estabilizada en el 6,8%, el salario mínimo aumentó desde 2018 en 60%. Claro que esta mejora deja afuera a más del 50% de la población económicamente activa, que persiste en la informalidad. Otros indicadores económicos muestran, como los señalados, una notable mejora, aunque las carencias y necesidades sean todavía inmensas.
Montado sobre su éxito, durante su discurso anunció también el envío al Congreso del proyecto de reforma judicial para que la población elija a los jueces y magistrados, acabando así con el espíritu corporativo de la Judicatura.
Si en la mayoría de las áreas de la política interna, de ser elegida, Claudia Sheinbaum podrá continuar por los carriles fijados por su líder, le será difícil hacerlo en la política exterior. En este mismo momento López Obrador se encuentra en Bogotá, donde acordó con Gustavo Petro criterios para la lucha contra el narcotráfico. Ambos presidentes quieren renegociar con Estados Unidos los términos de esta lucha y que el país del norte asuma su responsabilidad combatiendo la gigantesca epidemia de adicción en su propia población, el mejor mercado de demanda de las drogas. De Colombia el presidente seguirá camino hacia Chile, donde el 11 de septiembre va a participar en la conmemoración del 50º aniversario del golpe de estado contra Salvador Allende.
A pesar de gobernar desde ya hace cinco años, éste es el primer viaje del presidente al exterior. Fiel a su principio, de que “la mejor política exterior es la política interior” el mandatario se concentró en los problemas internos. No obstante, durante estos cinco años marcó sucesivos hitos en la posición internacional de México.
Renegoció ventajosamente con Donald Trump y Justin Trudeau el tratado de libre comercio de América del Norte, intervino en Estados Unidos para que se respeten los derechos de la población de origen mexicano (35 millones), estrechó los vínculos con Cuba, mantuvo a pie firme la neutralidad mexicana en el conflicto en Ucrania, condenó firmemente el golpe de estado contra Pedro Castillo en Perú y congeló las relaciones con Lima. Aunque tuvo gran confianza en su secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard (2018-23), López Obrador acudió frecuentemente a la diplomacia presidencial.
El mundo que una eventual presidenta Sheinbaum va a encontrar requerirá manos de cirujano. En noviembre de 2024 EE.UU. elige presidente, probablemente entre el decaído Joe Biden y el agresivo Donald Trump, con quien AMLO se entendió excelentemente. El conflicto interno en Estados Unidos se va a agudizar y seguramente la relación con México será una buena excusa para sus posicionamientos internos. La prudencia que caracteriza a la exjefa de Gobierno de la CDM será muy requerida en la nueva constelación.
AMLO se mantuvo al margen de las iniciativas de integración latinoamericana y caribeña, porque prioriza el vínculo panamericano, dado que con la renegociación del acuerdo de libre comercio de América del Norte México ha obtenido importantes ventajas que no quiere perder. Sin embargo, la agudización del conflicto entre las mayores potencias mundiales va a cruzar el continente y obligar a nuevos alineamientos. Particularmente la relación con China y su equilibrio con el vínculo con Estados Unidos ocupará un lugar central. China es el segundo socio comercial de México, con el que tiene un acuerdo comercial de transición. El intercambio es libre, pero algunas ramas productivas mexicanas están protegidas. Suba quien suba en Washington, seguramente atacará este acuerdo. Defenderlo requiere mucha prudencia, pero también mucha energía.
El camino de Claudia Sheinbaum hacia el Palacio Nacional parece estar alfombrado, pero hasta la elección y el cambio de gobierno pueden pasar muchas cosas. En primer lugar, deberá restañar la unidad interna de MORENA, herida por la derrota e impugnación de Marcelo Ebrard. Luego tendrá que convencer al electorado. Para ello no es un dato menor que ella y su contrincante sean las primeras mujeres en disputar la presidencia. También tendrá que perfilar su discurso: ¿se alineará tan nítidamente como su predecesor en la tradición liberal que viene desde 1810?
La candidata tiene que salir de su perfil sobrio de buena universitaria y administradora, para liderar un movimiento tan complejo y heterogéneo como el propio país que gobierna. Finalmente, deberá aumentar su estatura para irradiar, ya antes de las elecciones, una sólida imagen como futura lideresa de la segunda potencia de América Latina. Menuda tarea para una menuda, pero sólida mujer.
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